Los Cabos, Baja California, México.
Dicen que en el siglo XVI, anduvieron por la zona del
Pacífico y el Mar de Cortés, muchos piratas que vivían robando a otros barcos
en alta mar y escondían los tesoros saqueados en las costa de Los Cabos.
Entre todos éstos, había uno al que llamaban Capitán
Tormenta, el cual era temido por su tripulación por ser extremadamente cruel y
sanguinario.
Éste capitán era muy rico, y un día decidió esconder todo su
tesoro en una cueva que estaba a orillas del mar, en donde se unen los dos
mares. Ese lugar queda en lo que actualmente se conoce como Cabo San Lucas, muy
cerca del Arco de Los Cabos, y es conocido hoy como la Cueva del Pirata.
Allí bajaron todas las joyas, perlas, piedras preciosas,
plata y oro, y después de hacerlo mandó a cerrar la cueva y lanzar una
maldición a quien se atreviere a entrar.
Pero al pasar los años el capitán Tormenta murió mientras
intentaba robar un barco, y el secreto de su cueva pareció quedar en el olvido,
hasta que un día una mujer llegó hasta esa cueva con su hijo, donde ella
percibió que una voz la llamaba desde el interior.
Aunque sintió que no debía entrar, la curiosidad le ganó, y
a tientas se adentró en esa gruta oscura, hasta hallar en su interior, riquezas
nunca antes imaginadas.
Su miedo se mezclaba con la alegría de haber encontrado
tanta fortuna, pero la entrada de la cueva parecía que comenzaba a cerrarse
poco a poco, y en ese silencio donde solo se escuchaban las olas del mar, ella
creyó haber escuchado una voz desde lo profundo del lugar, que decía: “toma ya
todo lo que puedas y vete, porque la entrada se cerrará para siempre”.
Ella se esforzaba por tomar todo lo que podía, monedas
antiguas, joyas de realezas, y figuras talladas en marfil. Pero mientras más se
demoraba, más se cerraba la cueva, hasta que ella satisfecha con todo lo que
poseía, salió corriendo del lugar con sus manos llenas de riquezas.
Pero por pensar en la ambición y en la huída, se olvidó del
tesoro más importante que tenía, y mientras gritaba: “Mi hijo”, se escuchó un
ruido de piedras estruendosas que se caían dentro de la cueva y se cerraba su
interior.
La Cueva del Pirata se cerró para esa mujer, y ella ya no
pudo rescatar a quien más amaba por la codicia efímera. Mientras sus lágrimas
caían, arrojó todas las cosas al mar, y corrió hacia la entrada pero por más que se esforzó, ya no pudo
entrar.
Finalmente desfallecida no paraba de llorar, cuando al alzar
la vista le pareció ver una cara formada entre las piedras y sus sombras, que
parecía sonreír.
¿Alguien se anima a ir en busca del tesoro? :)
¿Alguien se anima a ir en busca del tesoro? :)
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