miércoles, 14 de octubre de 2015

Los Cabos, MEXICO






Los Cabos, Baja California, México.

Dicen que en el siglo XVI, anduvieron por la zona del Pacífico y el Mar de Cortés, muchos piratas que vivían robando a otros barcos en alta mar y escondían los tesoros saqueados en las costa de Los Cabos.

Entre todos éstos, había uno al que llamaban Capitán Tormenta, el cual era temido por su tripulación por ser extremadamente cruel y sanguinario.

Éste capitán era muy rico, y un día decidió esconder todo su tesoro en una cueva que estaba a orillas del mar, en donde se unen los dos mares. Ese lugar queda en lo que actualmente se conoce como Cabo San Lucas, muy cerca del Arco de Los Cabos, y es conocido hoy como la Cueva del Pirata.


Allí bajaron todas las joyas, perlas, piedras preciosas, plata y oro, y después de hacerlo mandó a cerrar la cueva y lanzar una maldición a quien se atreviere a entrar.

Pero al pasar los años el capitán Tormenta murió mientras intentaba robar un barco, y el secreto de su cueva pareció quedar en el olvido, hasta que un día una mujer llegó hasta esa cueva con su hijo, donde ella percibió que una voz la llamaba desde el interior.

Aunque sintió que no debía entrar, la curiosidad le ganó, y a tientas se adentró en esa gruta oscura, hasta hallar en su interior, riquezas nunca antes imaginadas.

Su miedo se mezclaba con la alegría de haber encontrado tanta fortuna, pero la entrada de la cueva parecía que comenzaba a cerrarse poco a poco, y en ese silencio donde solo se escuchaban las olas del mar, ella creyó haber escuchado una voz desde lo profundo del lugar, que decía: “toma ya todo lo que puedas y vete, porque la entrada se cerrará para siempre”.

Ella se esforzaba por tomar todo lo que podía, monedas antiguas, joyas de realezas, y figuras talladas en marfil. Pero mientras más se demoraba, más se cerraba la cueva, hasta que ella satisfecha con todo lo que poseía, salió corriendo del lugar con sus manos llenas de riquezas.

Pero por pensar en la ambición y en la huída, se olvidó del tesoro más importante que tenía, y mientras gritaba: “Mi hijo”, se escuchó un ruido de piedras estruendosas que se caían dentro de la cueva y se cerraba su interior.

La Cueva del Pirata se cerró para esa mujer, y ella ya no pudo rescatar a quien más amaba por la codicia efímera. Mientras sus lágrimas caían, arrojó todas las cosas al mar, y corrió hacia la entrada  pero por más que se esforzó, ya no pudo entrar.


Finalmente desfallecida no paraba de llorar, cuando al alzar la vista le pareció ver una cara formada entre las piedras y sus sombras, que parecía sonreír.

¿Alguien se anima a ir en busca del tesoro? :)







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